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El crack

🌟🌟🌟


Un amigo de cuyo nombre no quiero acordarme me recomendó ver El crack a pesar de que sabe, positivamente, porque yo no tengo secretos para él, que Garci es un apellido que tengo prohibido por el psiquiatra, porque me provoca ansiedad, y por el internista, porque me desata la gastritis. Pero el amigo insistía, e insistía, como poseído por un rapto, y además me decía que en la película salía Ponferrada, que es la capital de este subreino -por debajo del de León, que es el principal, y del de España, que es el inevitable.

- ¿Ponferrada?- le pregunté-. ¿Estás seguro? ¿En una película de Garci?

-  Que sí, hostia, que sí, que la he visto y sale, o la mencionan, ya no me acuerdo..

Esto fue hace meses, y no le hice ni puto caso, pero hoy, en la depresión estéril tras la derrota del Madrid, he encontrado el hueco y el humor. ¿Sale Ponferrada? Pues sí, la verdad, una vez, pero sólo verbalizada... Ningún equipo de filmación se presentó en El Bierzo para rodar aunque sólo fueran unos exteriores de pega. Al principio de la película, en el despacho del detective Areta, se presenta un señor que dice provenir de allí -o sea, de aquí- con el diario ABC bajo el brazo. Cuenta que está buscando a su hija desaparecida en Madrid, seducida a buen seguro por algún hippy de la movida, un drogota de esos que votan a los socialistas. Anuncia que se va a quedar unos días en la capital, arreglando unos negocios, y que espera noticias prontas de la hija pelandusca. Y hasta ahí, en esa sucinta línea de guion, llega la histórica aparición, el “guest starring”, de este villorrio del Noroeste. Ni un flashback explicativo, ni un recuerdo feliz de este pobre hombre en el parque del Plantío, compartiendo el solecito con su hija todavía no descarriada.

Nada se vuelve a saber en la película de estas verdes tierras, de esta comarca tan apartada como brumosa. Los espectadores de El crack nunca saldrán de Madrid, fotografiado hasta la extenuación en planos “homenajeados” de Manhattan. Es en este paisaje urbano donde el detective Areta tendrá que vérselas con los malosos de las finanzas. Con la chica de Ponferrada ya no me acuerdo ni qué sucedió...






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