Mostrando entradas con la etiqueta Bria Vinaite. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bria Vinaite. Mostrar todas las entradas

The Florida Project

🌟🌟🌟🌟

Para que Disney World funcione y salga rentable tiene que haber gente que limpie los retretes y que barra las aceras. Y que además lo haga por cuatro duros y sin protestar demasiado. Sucede con todos los paraísos turísticos que prometen la felicidad efímera a cambio de unas pesetas. El turismo se sostiene sobre la precariedad y la mordaza. Alrededor de los enclaves más exclusivos se extiende una zona de exclusión donde el pobre sólo entra allí a trabajar. Sólo alguna vez, cada mucho tiempo, Cenicienta puede permitirse el lujo de convertirse en damisela y experimentar la bonita sensación de ser servido y no servir.

    The Florida Project está rodada muy cerca de Disney World, en Orlando, pero la cámara se las apaña sabiamente para que los cuentos de hadas y los castillos de princesas nunca aparezcan en el horizonte (sólo en esa última escena que quita el hipo y arranca la lagrimilla). En un edificio residencial que no llega a ser de mala muerte -pero que tampoco es, desde luego, de buen vivir- residen varias mujeres maltratadas por la vida y abandonadas por sus parejas. Todavía son jóvenes y resueltas, pero llevan tantas heridas en el alma como tatuajes en el cuerpo. Ellas trabajan, o trafican, o se prostituyen. Se las apañan como pueden en la periferia cutre del complejo turístico, donde solo caen los despistados o se alojan los que reservaron mal y a última hora. 

Y mientras estas mujeres del lumpen se drogan en sus apartamentos o se amorran a la tele para olvidar tanta penuria, sus hijos e hijas, libres como conejos, en el tiempo infinito de las vacaciones de verano, corretean por la periferia de Disney World sableando al turista y haciendo gamberradas. Son demasiado pequeños para tener conciencia de que están viviendo en el lado poco prometedor de la vida. De niño, uno no sabe nada sobre las clases sociales. Son invisibles e intangibles. No existen. Como en el sueño de Karl Marx... Pero solo es una ilusión. Tan feliz y escapista como la que ofrece Disney World a sólo unos kilómetros de la marginalidad.  


Leer más...