Todo sobre el asado

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"Para los gordos, para los flacos, para los altos, para los bajos, para los optimistas, para los pesimistas..." Así recitaba la voz del aquel argentino juvenil y jovial que nos vendía la  Coca-Cola en el anuncio inolvidable. No había target comercial, ni segmentos de público, ni gaitas en vinagre. Todo el mundo bebe Coca-Cola en Argentina, y punto. Y lo mismo en el mundo entero. El anuncio se limitaba a recordar tal evidencia con una imaginación desbordante. La iglesia universal de los adictos. 

Quince años después, en Todo sobre el asado, que es un documental inefable de Mariano Cohn y Gastón Duprat, otra voz en off, también argentina, pero esta vez más madura y más oronda, como de comilón que se echa un discursito a la hora de la siesta, nos enseña a los que nos somos de allí que en Argentina el asado también es un asunto universal para los gordos y para los flacos, para los altos y para los bajos, para los optimistas y para los pesimistas... Otra religión nacional como el fútbol que legaron los británicos, o la literatura que escribieron sus maestros de la tierra.


    Si la vaca, en la India, es un animal sagrado que nadie osa herir o matar, en Argentina, el vacuno es un dios al que se honra devorándolo en cualquier festividad de la familia o del compañerismo laboral. O incluso del onanismo particular, para celebrar un subidón de la moral, o la victoria de nuestro equipo. El asado es una eucaristía pagana donde la carne de vacuno, por obra y milagro del aparato digestivo, de los jugos y las bacterias, se transustancia en carne humana que rodea los huesos. Y conforma, de alguna manera, la idiosincrasia singular de los argentinos, aunque bien pudiera ser justo al revés. Un dilema de gallina-huevo (en este caso de argentino-asado) que queda ahí, flotando en el aire, mientras desfilan los muchos personajes de la película, unos asando en la parrilla y otros disertando sobre el filete. Otros comiéndolo con regocijo, y otros, los menos, verdaderos apóstatas de este canto a la pasión, perorando sobre el grave pecado de matar animales para ser consumidos, o sobre lo insano de una dieta sostenida básicamente sobre la carne. Ellos, los veganos, y los vegetarianos, son los malos ceñudos y mal afeitados de esta película que transcurre en el Far West de la Pampa. 



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